Un hombre no es menos hombre porque la muerte de su esposa o el abandono de la misma lo deje a cargo de tres hijos, una casa y a la vez deba trabajar para sacar adelante a su familia. Una mujer no es masculina por el hecho de trabajar en el área de la construcción para sacar a sus hijos adelante y a su esposo enfermo. De igual manera, una niña no es menos femenina porque le guste el fútbol, así como un niño no debe ser encasillado como "aniñado" por jugar con las muñecas de su hermana.
El problema de nuestra sociedad es básicamente de estereotipos, de imágenes mentales que se han enraizado en lo más profundo de la cultura de nuestros pueblos, según la cual, hombres y mujeres deben cumplir con roles específicos, que si son de una manera u otra contradichos y derrumbados, están generando un conflicto entre lo que se espera que hagan tanto hombres como mujeres.
La meta en conclusión es evitar la violencia hacia los dos géneros, permitir a hijos e hijas que sueñen, luchen y ambicionen ser felices sin miedo a ser juzgados por querer hacer de este mundo un mejor lugar para vivir.
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